Había una vez una niña que se llamaba Alba y que tenía 9 años, vivía en una ciudad muy pequeña ya que medía a penas un kilómetro cuadrado.
Su familia y amigos que siempre le venían a visitar les explicaban todas las comodidades que tenia vivir en ciudades grandes y a Alba siempre le causaba muchísima envidia, ya que ella tenía una casa pequeña y se sentía muy apretada y estresada.
Cuando la gente venia a visitarla se marchaban de inmediato a causa del agobio que sufrían en esta ciudad tan pequeña y se burlaban de que sus ciudades eran mejores que la suya. Cuando esto ocurría Alba se sentía triste ya que esto suponía dejar de tener amigos.
Alba siempre le había replicado una y otra vez a sus padres que se mudaran a otra ciudad más acogedora y grande pero sus padres creían que era mejor vivir en una ciudad pequeña.
La ciudad era tan pequeña que solo tenían un supermercado en el que casi nunca había comida porque en las casas había mucha gente y su familia casi siempre llegaban tarde para obtener alimentos.
Pasó un año y llegó el momento en el que Alba se hartó de su ciudad que tanto odiaba y fue un rato a meditar al bosque, a las afueras de la ciudad.
Después de pasar un buen rato adentrándose en el bosque vio una pequeña cabaña hecha de madera, se acercó un poco a la cabaña y de repente un ogro salió de la nada, Alba aterrorizada, arrancó a correr para explicar en casa lo que había visto, pero cuando les explicó eso a sus padres de inmediato comenzaron a reír, pero a ella no le importaba y decidió enseñarles el ogro que se encontró al lado de la cabaña, pero cuando llegaron a la zona por donde se encontraba la cabaña no vieron absolutamente nada, sus padres de nuevo comenzaron a reír y se fueron caminando para casa a carcajadas.
Ya que no estaba el ogro Alba pensó que seria buena idea entrar a la cabaña del bosque, cuando entró se topó con un ser extraño, asustada le preguntó que qué era, ella le respondió con voz de anciana: una bruja,
pero no me tengas miedo, yo no como niños ni nada de eso, Alba un poco desconfiada le preguntó: ¿tienes algún hechizo que haga las ciudades más grandes? La bruja respondió: no lo sé, tendría que buscarlo, eso me llevaría 3 días, como ves mi libro es muy grande.
Alba se marchó de la cabaña muy contenta ya que había alguna posibilidad de tener una ciudad mucho más grande.
Tres días después… Alba volvió a la cabaña, emocionada, le preguntó si había encontrado el hechizo, la bruja respondió: si, lo he encontrado, pero tendrás que ir a buscar los ingredientes, aquí está la lista:
• Metal oxidado de coche
• Saliva de rana
• Circuitos de ordenador
• A.D.N de familiar
• Pluma de cuervo
Le explicó la bruja que el metal lo podía encontrar en un vertedero que estaba a 3 km, la saliva de rana en un estanque de aquí al lado, los circuitos de ordenador destrozando un ordenador viejo, el A.D.N arrancándole un pelo a su padre o a su madre y la pluma de cuervo arrancándosela a algún cuervo de por aquí.
Alba tardó en hacer estas actividades un día, pero valía la pena, cuando ya tenia todos los ingredientes volvió a la cabaña y se los dio a la bruja, con ellos hizo una poción que tenía un color marrón y que olía fatal.
La bruja le explicó que para que la poción hiciera efecto tenían que rociarla por toda la ciudad, Alba pensó que sería fácil porque era la ciudad muy pequeña, ella y la bruja montaron en la escoba y echaron la poción por toda la ciudad, en unos instantes la poción funcionó y todo el mundo se quedó asombrado.
Alba reunió a toda la gente de la ciudad para informarles de que había sido ella quien había hecho esa maravilla.
¡La gente de la ciudad fueron felices y comieron perdices!
FIN
Dana Pilar Jerez (categoria infantil)